A veces los árboles no dejan ver el bosuqe o los caminos se estrechan tanto que pareciera que la vista será incapaz de volver a abrir el foco.
Algo parecido experimentamos antes de descubrir uno de los jardines más diáfanos y luminosos ubicado en el interior del patio de un edificio de viviendas.
Accedimos por una estrecha puerta de hierro situada a pie de calle, que encajonaba nuestros pasos por un angosto pasillo que desembocaba en una amplia zona verde
Nos contaba uno de los vecinos que durante la pandemia del coronavirus este espacio fue su mejor vacuna. También pudieron disfrutar de eĺ tras la copiosa nevada con la que Filomena lo cubrió de blanco
Seguro que la vecindad no desea más inesperados efectos atmosféricos ni crisis sanitarias para gozar del jardín tras las tormentas, aunque con más zonas vecinales verdes como las del jardín del pasillo las gestionaríamos mejor.